jueves, 15 de noviembre de 2012

HABANA CON HABANO

Vladimir Castillo Pintor Cubano de Tintas de Tabaco

















Su encuentro con la nicotina no fue como el de otros jóvenes,  experimentando algún que otro cigarrillo a escondidas de sus padres. Vladímir Castillo Gamboa  se sintió atraído por el alo sepia  al caer una colilla en el líquido derramado sobre el suelo. Entonces sintió necesidad de experimentar y esa curiosidad devino recurso de inestimable valor.

Claro que al principio los matices eran escasos. Para entonces insistió muchísimo hasta llegar a tonalidades muy bajas…y finalmente pudo lograr los contrastes que necesitaba.


Que un pintor experimente en busca de sus propios pigmentos no es novedad. Vladimir sabe que desde los aborígenes la ceniza vegetal se usó para confeccionar  pictografías.


LE PUSO UN NOMBRE 

Y no fue difícil combinar las palabras nicotina y tinte para un nuevo vocablo: “NICOTINTA”. Con ese nombre quedó registrado en Adavis para asegurar las imágenes y el proceso.

“Mi primer  trabajo con nicotina”, así llamó Vladimir al retrato de José Martí con una tinta muy transparente aún. Luego surgieron otras obras que  marcan el comienzo de posibles series como Piel de Habana (vistas internas, lugares tristes  con su historia), Muchachas habano (Imagen de cubana con la sensualidad del aroma del tabaco) o Habana con Habano (repleto de lugares de la Habana Vieja )


Bajo el nombre de nicotinta, el artista ubica otros elementos como la ceniza y el humo. Y con este último hace  imágenes fugases de cielo, construcciones en el agua, nubes. Por insólito que parezca a muchos, las huellas del humo quedan atrapadas en la cartulina  a través de máscaras  que se retiran tras su aplicación. Vladimir confiesa que en ocasiones retoca la mancha, pero muchas veces  no es necesario nada más.


EL CONCEPTO QUE DOMINA SU OBRA 

Este joven egresado de la Escuela Nacional de Arte en 1993, asegura que no hay nada malo en sí…es el uso que uno le da a las cosas lo que se traduce en bien, perjuicio o sensaciones de placer. Vladimir insiste en que no pretende convertirse en un opositor del derecho de fumar.

Tampoco pretende hacer una campaña bajo el precepto de: “No se lo fume…disfrútelo en una obra de arte”, así admite mientras se le escapa una sonrisa jocosa.


Pero es un hecho que el tabaco cubano con su indiscutible calidad viaja el mundo. Decir habano es hablar de Cuba y esa imagen que provoca su aroma también se puede percibir en las obras con NICOTINTA.


Quienes siguen su labor a través de exposiciones personales, colectivas o en eventos y concursos, saben del intimismo que habita sus pinturas y la marcada tendencia al uso de los sepias.


Hace mucho, descubrió el afán de los espectadores por encontrar elementos ocultos a la vista al acercarse a una obra. Vladimir satisface esas expectativas al ofrecer disimuladamente un pequeño rostro, manos elaboradas, siluetas e imágenes.

 

Vladimir Castillo Pintor Cubano de Tintas de Tabaco



PACIENCIA A PRUEBA DE CASI TODO 

Y en verdad este artista de la plástica es un hombre paciente y ecuánime. Ya sé que “ante casi todo” es una expresión muy grande para hablar de su tolerancia. Digamos que solo dos niñitos traviesos llamados Abner y Abdiel logran franquear esa fortaleza, cuando pincel en mano se acercan a una obra. Por el contrario al pararse frente a él temprano en la mañana con un: “Papá aquí estoy” sus hijos se convierten en pura inspiración.

Cuando está de buen ánimo,  se sienta a pintar y  como es habitual sintoniza  Radio Musical Nacional. Un día, uno de sus amigos disfrutaba sus pinturas marinas. Vladimir recuerda que escuchaban una música de fondo y coincidentemente llegaban sonidos de gaviotas. El amigo dijo: “¿Sabes que cuando miro tus gaviotas me parece que están vivas?”


El artista Vladimir Castillo Gamboa descubre la manera en que se nutre para crear: “Yo hago una vinculación de lo que escucho, veo y huelo.  Amo el trabajo, eso me ayuda a inspirarme, soy muy feliz cuando termino una pieza”.


Confiesa además que cuando ve una obra terminada finalmente puede dormir, aunque a veces el sueño es cortado en la madrugada por el deseo de volver  a la pintura y repasarla de arriba abajo, una y otra vez.
Por estos días el sueño regresa apacible para regalarle imágenes de la Habana, con habano. (Por Madelín Ramírez Pérez, fotos Roberto Morejón)